Portada del pocast con la cara de Pity Álvarez

Manías mías, Intoxicados y cancelaciones

Hay una costumbre que tengo desde siempre y no sé muy bien si es una rareza mía o si la comparto con más gente.

Es una tontería pero bueno, lo cuento: puedo ser muy fan de una banda o un artista y no por ello sentir la necesidad de saber cómo se ven o qué es de sus vidas.
Y lo mismo si ya no están en activo o si ya no viven.

Pongo ejemplos: Nick Drake, The Kinks, Phosphorescent, Van Morrison, Karen Dalton, Santero y los Muchachos, No te va gustar… A todos los escucho con cierta regularidad sin saber apenas nada de ellos.

Pero quiero comentar el caso en concreto de una banda argentina que me flipa desde hace un par de años, Intoxicados se llaman.
Me encanta las canciones, las letras, la voz del cantante, etc. Al igual que las bandas que antes os comentaba, no sé nada de ellos, bueno no sabía nada de ellos hasta la semana pasada que alguien me recomienda escuchar un podcast documental que trata acerca del líder de Intoxicados Piti Álvarez y del crimen que cometió en 2018: resulta que asesinó a un tipo disparándole varías veces. Muy fuerte. Todos tenemos ídolos que han sido asesinados, como Lennon o Lorca, pero tener un ídolo asesino es otra historia, ¿no?

¿Ahora qué hago yo… sigo escuchando sus canciones? Se da la circunstancia de que el tipo al que mató tampoco debía ser un santo, y según cuentan en el docu, en Argentina al parecer no ha sido ‘cancelado’ por ningún lado. Así que yo de momento voy a seguir escuchando sus canciones. Anda que con lo tranquilo que estaba yo sin saber nada de la banda ni de su cantante…

Por otro lado, sí que soy fan de muchos y muchas artistas a los que no solo escucho sino que pongo con chinchetas sus póster en mi cuarto, veo videos, leo sus biografías, voy a sus conciertos e incluso a alguno le sigo en redes para ver qué desayuna por las mañanas.

Para terminar, el tema de ‘cancelar’ obras por los malos actos de las personas que las han creado es algo que me da mucho que pensar, y no voy a pronunciarme ni a favor ni en contra, primero porque no tengo muy clara mi opinión todavía y segundo porque ya hay demasiado gente opinando de todo todo el rato y lo que yo opine es lo de menos.